Seguimos trotando los tres juntos. Debería entrenar sola de vez en cuando, quizá mejoraría un poco, pero me encanta ir con ellos. Tengo que limar algunos vicios a los que se entregan con avidez y que me desesperan: ¡que dejen de comer caca de hervíboros! Yo he adquirido gran habilidad para detectarla en la distancia y ellos han perfeccionado el disimulo.O la absorben como osos hormigueros según vamos corriendo o dejan el trozo más grande como si ya no tuvieran interés y me arrastran a los bordes del camino, entre la hierba, donde permanece el manjar agazapado e invisible para mí y se lo zampan. Es el colmo, ven cabras y se relamen. ¿Qué tendré que hacer para quitarles esa maldita costumbre?
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