De la vida anterior de Lira apenas sé nada. No sé cómo habrá vivido, si en un zulo, en un corral, en una caseta atada... Cuando ha llegado a mi casa ya había aprendido lo que es un sofá, los mimos y la vida familiar, gracias a una casa de acogida. Se ha adaptado con mucha facilidad al nuevo sofá, a la cama y a los compañeros humano-perrunos.
De todas formas, descubro aspectos de ella día a día. Hoy, en nuestra andadura, hemos oido tiros, ella no ha reaccionado, pero cuando un cazador ha silbado, Lira se ha quedado quieta, ha levantado las orejas y ha pegado un tirón de la correa. ¡A ella también la silbaban!
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