Los galgos son perros limitados, me dijo un veterinario.
¿Qué quieres decir?, le pregunté con cierto mosqueo.
Explicó que él conocía, por su profesión, al 99% de las razas de perros y podía asegurar que así era. Le pedí que me diera alguna razón. Empezó a divagar, los pastores alemanes, por ejemplo, sirven para la defensa, la guarda, el rastreo... El galgo sirve para lo que sirve. Categórico el galeno de perros, pensé.
Le expliqué que el galgo era un excelente perro como animal de compañía, y le dí muchas razones, silencioso, apenas ladra, sensible, capta los estados anímicos del compañero humano, capaz de hacerse pequeño para pasar desapercibido y no molestar, tímido, tramposo y divertido cuando le dejan, le encanta el contacto con las personas, no es territorial y puede compartir un espacio pequeño con otros perros y gatos sin pelearse, tiene una curiosidad permanente por conocer y experimentar. Es elegante y presumido. Orgulloso de su belleza, percibe la admiración que despierta y se exhibe. El desinterés que puede demostrar a veces hacia otras personas, no es autismo, es amor hacia su amo, concentrado en él, el resto deja de existir. Es sumiso, pero también muestra sus preferencias, aunque renuncie a ellas.
Me dio la impresión que de nada sirvieron mis palabras.
Un veterinario que jamás recomendaré.