Llegó la nieve. Todo un descubrimiento.
Primero la olió, después iba de puntillas, aquello le pareció muy raro. Pero al sentir el ruido que hacía al pisarla ¡le encantó!, se oía así mismo, reafirmaba su existencia. Lo peor llegó cuando se derritió y quiso imitarla. Me robó un rollo de papel higiénico, se lo llevó al jardín, lo destrozó y desmigado lo esparció por el terreno. ¡Qué desilusión! , no hacía ruido al pisarlo y además recibió una bronca.
Parece bueno y todo.....pero si el sofá (o lo que queda de él) hablara....
ResponderEliminar