domingo, 20 de junio de 2010

El resto de la tribu



Las tres perritas que ya vivían conmigo, en principio le aceptaron bien. Unas mejor que otras: Neska, la más viejita, con casi 18 años, sorda y ciega, sólo quiere vivir tranquila, sus chuches, sus pequeños paseos y grandes siestas. Le gruñe cuando se le acerca.



A Txuri, con doce años, al principio le parecía divertido, pero cuando Lagun, ya sano, empezó a jugar como lo hacen los cachorros, a lo bruto, ya no le gustó. Así que juega con él, hasta que se pasa un poco.



Pixka, la más joven, pero con más de once años, tampoco acepta que la atropellen.
















Ellas le pusieron los límite y él ha aprendido a respetarlos.

















El gato le estuvo observando, desde la distancia, unos días. Después hasta duermen juntos.

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