Hoy he descubierto el misterio de la conducta de Lagun y Lira estos últimos días. Lagun comía más rápido de lo normal y nada más vaciar su cuenco, Lira se retiraba y cedía sus bolitas a Lagun. Yo nunca permitía que esto ocurriera, pero quería entender qué ocurría.
Hoy lo he visto, no me lo podía creer: Lagun desde la distancia, sin ruidos ni gruñidos, apenas sin levantar la cabeza, le enseñaba los dientes y ésta como una autómata abandonaba su cuenco.
Un poco macarra sí es.
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