Me he despertado sobresaltada, en plena pesadilla. Llovía, he dejado a los perros a unas amigas para entrar a un supermercado a hacer compras, desde el interior, a través de los cristales, veo que una de ellas le está dando una paliza impresionante a Lagun, él miraba angustiado, con el rabo entre las piernas, hacia donde yo me había marchado e intentaba escapar. He salido como una fiera, ¡las he insultado! he soltado una retahila de juramentos, inexistentes en mi jerga, con un brusco requiebro he cogido a mis canes y me he alejado indignada. ¡Adiós para siempre!
Las imágenes, en blanco y negro, menos la del maltrato que era en color y brillaba tanto que hacía daño a los ojos.
Voy a echarme una siesta, regresar al mundo onírico y cambiar el rumbo de la alucinación.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario